La idea inicial que teníamos era haber hecho escala en algún pueblo de la Provenza francesa (Provence), pero era fin de semana, brillaba un sol radiante y la Provenza estaba atestada de gente, con lo que consideramos que no era el mejor momento de visitarla. Además teníamos ya unas ganas locas tanto de llegar a Italia (que era nuestro verdadero destino) como de pegarnos una ducha en un cámping, así que nos decantamos por ir directos a la Cinque Terre.
Como anécdota del día, al levantarnos, un par de autoestopistas catalanes que habían dormido en nuestra misma área, nos consultaron si les podíamos llevar un trecho dirección Italia (¡iban hasta Grecia a la aventura!). Quedamos en dejarles en la salida de Mónaco, donde querían hacer escala, y eso nos permitió compartir con ellos gastos de gasoil y peaje durante unos kilómetros (nos dieron 20 € entre los dos).
Como anécdota del día, al levantarnos, un par de autoestopistas catalanes que habían dormido en nuestra misma área, nos consultaron si les podíamos llevar un trecho dirección Italia (¡iban hasta Grecia a la aventura!). Quedamos en dejarles en la salida de Mónaco, donde querían hacer escala, y eso nos permitió compartir con ellos gastos de gasoil y peaje durante unos kilómetros (nos dieron 20 € entre los dos).
La jornada, como decía, fue de transición. Eso sí, el paisaje que se iba abriendo a nuestro lado nos maravilló: los Alpes, a la izquierda, el mar, a la derecha, una intensa vegetación mediterránea, multitud de calas y acantilados y pueblos que se prometían encantadores. Nos juramos volver a la Provenza y recorrerla como se merece.
Las únicas fotos que tomamos fueron desde el mirador de Mónaco (Monaco), en un área de servicio de la autopista A-8 (Aire de Beausoleil), que permiten apreciar sútilmente el paisaje, aunque en vivo es mucho más bello.
Vistas de Mónaco y de la Costa Azul desde el mirador de la Aire de Beausoleil |
Vistas de Mónaco y de la Costa Azul desde el mirador de la Aire de Beausoleil |
A media tarde llegamos a nuestro destino: el cámping San Michele (http://www.campingsanmichele.net/eng/index.asp), en Levanto, en la región italiana de Liguria, a los pies de la Cinque Terre (peajes: Arles-Aix-en-Provence: 6,40 €, Aix-en-Provence-Fréjus: 20,90 €, Niza I: 4,40 €, Niza II: 2,30 €, La Turbie: 3,30 €, frontera italiana-Levanto: 28,40 €). El cámping es bastante cutre en cuanto a servicios (ni siquiera tiene supermercado, y, obviamente, carece de piscina), pero está asentado en un paraje arbolado precioso, que rezuma tranquilidad, y regentado por una familia amabilísima y muy hospitalaria (¡cuyo hijo recitaba la alineación de la selección española de fútbol de memoria!). Era, además, muy barato (camping-car más dos personas, 27 euros la noche, lavadora: 4 €), eso sí: la electricidad (no la cogimos) y las duchas de agua caliente (1 €), se pagaban aparte; por contra, tenía wi-fi gratuita. Estaba apartado del pueblo (a 2 km.), pero podía llegarse hasta él caminando por un sendero. Nos quedamos en ese cámping tres noches, disfrutando de una estancia muy agradable.
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