6º día: 09/07/2012 La Cinque Terre

El Parque Nacional de la Cinque Terre comprende una porción de costa, que abarca desde la Punta Mesco hasta la Punta di Montenero, formada por cinco pueblos pertenecientes a la provincia de La Spezia, en la región italiana de Liguria (Monterosso al mare, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore). El terreno se caracteriza por ser muy abrupto, al estar constituido por montañas que descienden hacia el mar con una fuerte pendiente, y los pueblos por sus características casitas de colores cálidos (amarillas, naranjas, rosas y rojas). Este lugar, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es, sin duda, uno de los enclaves más pintorescos que hemos visitado. ¡Aún nos aflora la sonrisa en el rostro cuando lo recordamos!

La única manera de visitar la Cinque Terre es en tren o caminando a través de los diversos senderos, que también son de pago. Compramos, para ello, un One Day Cinque Terre Card que permitía el uso del tren entre La Spezia y Levanto y de los principales caminos peatonales del parque (10 euros por persona). A pie, al ser un día excesivamente caluroso, decidimos recorrer únicamente la famosa e imprescindible Via dell' Amore (1 km, aproximadamente 25 minutos); el resto, lo haríamos en tren.

Dado el sol que hacía, comenzamos, precisamente, por la caminata. Así, cogimos el tren de Levanto hasta Riomaggiore, para iniciarla en él. Éste es el pueblo de mayor desnivel; es curioso ver como para salvarlo se emplean calles transformadas en escaleras de piedra con una inclinación de vértigo. Desde este lugar, se alcanzan, además, unas vistas preciosas del mar de Liguria y de la Via dell' Amore.

Riomaggiore

Riomaggiore

Riomaggiore

Riomaggiore

Vistas de la Via dell' Amore y el mar de Liguria desde Riomaggiore

En Riomaggiore tomamos la Via dell' Amore que nos llevaría hasta Manarola. La Via dell' Amore es un camino llano, pavimentado, trazado sobre las faldas de las montañas, que permite disfrutar de unas vistas de exepción de los acantilados y el mar. A lo largo del camino hay varios apartaderos con bancos de piedra labrados sobre la montaña bautizados con los nombres de parejas de enamorados famosas.

Via Dell' Amore
Via dell' Amore

Puerta de entrada a la Via dell' Amore

Vistas desde la Via dell' Amore

Vistas de Riomaggiore desde la Via dell' Amore

Vistas de Manarola (sobre la roca del fondo) desde la Via dell' Amore

Manarola es el pueblo más bello de todos, el típico, junto a Vernazza, de las postales de la Cinque Terre. De hecho, Manarola era la imagen que ilustraba la portada de la guia "Norte de Italia, Venecia" de Michelin, que utilizábamos. Menos escarpado que Riomaggiore, se asienta sobre un bello acantilado que desemboca en una piscina natural de agua marina cristalina (pública y gratuita), que, en días calurosos, como el que nos acompañaba, obliga a todo transeúnte a darse un chapuzón (como así hicimos).

Manarola, calles

Manarola

Piscina natural en Manarola

Piscina natural en Manarola

Vistas de Manarola desde su pequeño puerto

Pero lo más bonito de Manarola son sus vistas desde el sendero que la une con Corniglia, el pueblo más pequeño de todos, el menos turístico y el único que carece de acceso al mar. Decidimos prescindir de él puesto que para llegar había que subir una escalera con 377 escalones, y nos asolaba un día especialmente caluroso. Pero, en fin, ¡había que dejar algo pendiente que sirva como excusa para regresar a este paraíso! Éstas son algunas de las fotos de las vistas de Manarola:

Vistas de Manarola desde el camino hacia Corniglia. Ésta es la imagen de la portada de la guía de Michelin

Vistas de Manarola desde el camino hacia Corniglia

Vistas de Manarola desde el camino a Corniglia

Tras avanzar algunos metros, bajo un sol abrasador, por el sendero a Corniglia para fotografiar tan bellas estampas, volvimos sobre nuestros pasos a fin de tomar el tren que nos llevara a Vernazza, junto con Manarola, el pueblo más representativo de la Cinque Terre. Vernazza había sufrido un fuerte aluvión en octubre de 2011, de cuyos devastadores efectos aún se estaba recuperando. Por ello, vimos a muchos de sus lugareños empeñados en labores de reconstrucción de sus casas. Sin embargo, y pese a ello, Vernazza estaba bastante rehabilitada, y, desde luego, no había perdido ni un ápice de su belleza.

Con muchas menos cuestas que Riomaggiore y Manarola, Vernazza encierra además una preciosa cala (¡y pública!) y es custodiada por un antiguo castillo, que le otorga un sabor extraordinario. Como en Manarola, es recomendable avanzar una cierta distancia por el sendero hacia Monterosso al mare y girarse continuamente para contemplar las hermosas vistas del pueblo que ofrece.

Vernazza desde el puerto

Vernazza desde el puerto

Vernazza desde el camino a Monterosso al mare

Vernazza desde el camino de Monterosso al mare

Vernazza desde el camino de Monterosso al mare

Vernazza desde el camino de Monterosso al mare

Para terminar la jornada, la guía que utilizábamos ("Norte de Italia, Venecia", de Michelin) nos aconsejaba un bañito en la playa de Monterosso al mare. Pero, nuevamente, como en Levanto, nos encontramos con una playa de arena áspera y pedregosa, una parte importante de la cual era propiedad privada de un hotel. El pueblo, por otra parte, no tenía el encanto de los anteriores y estaba abarrotado de veraneantes y bañistas. Eso sí: desde él se contemplan unas vistas magníficas de la Cinque Terre, alcanzando a reconocer Riomaggiore, Manarola, Corniglia y Vernazza.

A media tarde, exhaustos por la canícula pero entusiasmados por tan espléndida jornada, regresamos al cámping San Michele. En él haríamos nuestra última noche. Al día siguiente nos aguardaba la Toscana, y estábamos deseosos de descubrirla.

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