9º día: 12/07/2012 Siena Cámping Colleverde- Siena- San Quirico D' Orcia- Termas romanas de Bagno Vignoni- Pienza (72 kms. aprox)

Ésta fue, sin duda, una de las etapas más especiales de todo el recorrido. Visitamos cuatro lugares muy agradables y diferentes entre sí, incluyendo un bañito en unas termas romanas, ubicadas al aire libre, en pleno Valle del Orcia. Pero... ¡empecemos por el principio!

La jornada comenzó con la visita al centro histórico de Siena (Patrimonio de la Humanidad), probablemente la ciudad de mayor valor histórico-artístico que visitamos. Siena mantuvo durante siglos una rivalidad con Florencia por alcanzar la perfección en el arte gótico, y, con esa ambición, logró aunar un conjunto espectacular fechado entre los siglos XII y XV.

Estacionamos en el aparcamiento que hay junto a la rotonda de Viale Sardegna (gratuito), muy sombrío y cercano al centro (un furgoperfecto estupendo para hacer noche). Remontando el viale Sardegna y la via Simone Martini se llega a los pies de una de las puertas que da acceso a la ciudad fortificada. En su interior, una maraña de calles (no tan estrechas como en Lucca) desembocan en la Piazza Il Campo, la auténtica joya de esta ciudad; y, a medida que uno se aproxima a este punto neurálgico, aquellas se vuelven más sinuosas y albergan mayor número de palacios góticos (entre los cuales, merecen una mención el Palazzo Tolomei y el Palazzo Chigi Saracini).

Siena. Calle. ¡Hasta las farolas son bonitas!

Siena. Calle

Siena. Palazzo Tolomei

Siena. Calle. A la izquierda, el Palazzo Chigi Saracini
 
Siena. Patio del Palazzo Chigi Saracini, detalle del pozo
Pero, lo más hermoso de la arquitectura urbana de Siena es su majestuosa Piazza Il Campo, famosa por las carreras hípicas (palios) que se celebran en ella cada 2 de julio y cada 16 de agosto, las cuales aparecen representadas en una de las películas de la saga de James Bond ("Quantum of Solace", de 2008). La plaza, inmensa y elegantísima, está rodeada por palacios góticos, entre los que destacan dos: el Palazzo Comunale con su torre, la torre del Mangia, que recibe su nombre de uno de los campaneros, conocido como mangiaguadagni (comeganancias) por su vaguería, y el Palazzo Sansedoni, el más similar al anterior.

Siena. Piazza Il Campo, Palazzo Comunale

Siena. Piazza Il Campo

Siena. Piazza Il Campo. Palazzo Sansedoni

Siena. Piazza Il CampoPalazzo Comunale

Siena. Piazza Il CampoPalazzo Comunale
Al margen de lo anterior, en Siena brilla su catedral, con los tres edificios típicos del arte eclesiástico italiano, aquí colindantes: Duomo (templo), Campanile (torre), y Battistero (baptisterio), al que se llega bajando las escaleras a la derecha del templo. Entramos en el Duomo (junto con el de Pisa y Orvieto, los únicos en los que tuvimos que pagar) y en el Baptisterio (12 €).

El Duomo de Santa Maria Assunta (Santa María de la Asunción), de Giovanni Pisano, considerado el mejor edificio gótico italiano del siglo XIII, posee una fachada facturada íntegramente en mármol de diversos colores y ornamentada con mosaicos polícromos. Llaman la atención, además, las arcadas que se extienden a su derecha, las cuales, formaban parte de un ambicioso proyecto de ampliación que pretendía convertir la catedral en el transepto de una nave mucho mayor. No obstante, si el exterior, impresiona, el interior sobrecoge aún más: desde los mosaicos en mármol del pavimento, que representan escenas religiosas y mitológicas, hasta los frescos azules del techo en los que lucen estrellas doradas, pasando por sus muros y columnas revestidos de listas de mármol, ahora blancas ahora negras, no hay elemento que no deje boquiabierto. En medio de tanta belleza, sobresalen los frescos de la Biblioteca Piccolomini, una pequeña Capilla Sixtina del Medievo. Del Baptisterio merece destacar, junto a las pinturas del techo, su pila bautismal, que alberga relieves en bronce, entre otros, de Ghiberti y Donatello. Con todo ello, el eslogan publicitario de la catedral, "Belleza infinita", parece, incluso, quedarse corto...

Siena. Duomo de Santa Maria Assunta  y  Campanile
Siena. Duomo de Santa Maria Assunta
Siena. Duomo de Santa Maria Assunta, interior
Siena. Duomo de Santa Maria Assunta, interior
Siena. Frescos de la Biblioteca Piccolomini en el interior del Duomo
Después de recorrer el centro histórico de Siena, es aconsejable acercarse a la Basilica de Santa Maria dei Servi para disfrutar desde sus escaleras de las hermosas vistas de la ciudad. A los pies de la iglesia, existe un jardín con varios pinos que esconde a la sombra algunas mesas-merendero. Un sitio ideal para comer un bocata. Nosotros, como lo desconocíamos, no lo habíamos llevado, así que regresamos a almorzar a la furgo.

Siena. Vistas desde la Basílica de Santa Maria dei Servi
En Siena habíamos quedado prendados de su catedral. Camino a la furgoneta, vimos una postal de otra similar, en Orvieto, y decidimos estudiar una nueva ruta que la incluyera entre nuestras paradas. Variamos, así, nuestra idea inicial (desde Siena, subir a Florencia): iríamos hacia Orvieto (unos 130 kms. al sur, sentido Roma). Para hacerlo más ameno, contemplamos ir por los pueblos del Valle del Orcia, haciendo noche en Pienza, cuya visita me había aconsejado mi cuñada, gran conocedora de la Toscana Italiana, y parando previamente en San Quirico D' Orcia, recomendación de la "Maxi Guía Viva Italia", de Anaya Touring Tour, y en las termas romanas de Bagno Vignoni, de las que nos habían hablado unos autocaravanistas vascos con los que coincidimos en el cámping de Siena y posteriormente en el de Florencia.

El primer punto intermedio fue en San Quirico D' Orcia, donde visitamos su colegiata románica. Discreta (no tiene parangón con la colegiata de Santillana del Mar, en Cantabria), pero bonita (entrada gratuita).

San Quirico D' Orcia. Colegiata románica
San Quirico D' Orcia. Colegiata románica
A apenas 5 kms. de San Quirico se encuentra un lugar muy pintoresco: las termas romanas de Bagno Vignoni (entrada gratuita), unas pilas de agua cálida escarbadas en las faldas de una colina de piedra caliza y asentadas sobre un suelo de fango blanco (dicen que medicinal). Desde allí, se alcanzan unas preciosas vistas de otro de los pueblos más bellos de la Toscana: Castiglione D' Orcia, que dejamos pendiente para otra ocasión.

Termas romanas de Bagno Vignoni. Al fondo, sobre la colina, Castiglione D' Orcia
La última escala del día fue Pienza, un pequeño y tranquilo pueblo, poseedor de un centro histórico declarado Patrimonio de la Humanidad, pero, paradójicamente, desnudo de turistas. Ajenos a este fenómeno, sus lugareños se dedican principalmente a la agricultura y a la ganadería, y, en particular, Pienza es productora de queso (queso pecorino); de hecho, lo que más nos llamó la atención de Pienza fue el aroma a queso que se respiraba en sus calles (¡imposible resistirse a no comprarlo!). Más que su bonito Palazzo Comunale, de Pienza hay que resaltar la limpieza y pulcritud de sus calles, la decoración floral de sus casas, la amabilidad de sus gentes o las estampas toscanas que se disfrutan desde ella, de lo que dan buena muestra estas fotos.

Vistas de Pienza

Pienza. Puerta de entrada al centro amurallada

Pienza. Calle
Pienza. Palazzo Comunale

Casa en Pienza
Vistas de la Toscana desde Pienza

Anochecer en la Toscana desde Pienza
Resulta curioso que en un pueblo como Pienza haya además varios restaurantes de excelente calidad. Mi cuñada nos recomendó La Fiorella y la Osteria Baccus, pero uno estaba completo y el otro, cerrado. Ante eso, pedimos opinión a los locales, y terminamos cenando en la trattoria La Bucca delle Fate, situada en  la arteria principal, el Corso il Rosselino. La comida que nos sirvieron (pedimos pasta al funghi y ternera chianina, una variedad típica de la zona: espectacular) resultó, como poco, excelente. Fue de los escasos "homenajes" que nos dimos (prácticamente todas las comidas las hicimos en la furgo), y, sin duda, el más suculento.

Pienza. Cena en La Bucca delle Fate
Pensábamos haber pernoctado en el área de autocaravanas de Pienza (Area di Sosta Pienza, via Mario Mencatelli, referencias: http://www.campercontact.com/es/campersite/detail/id/4443), pero el estacionamiento estaba prohibido en jueves, porque los viernes era día de mercado, así que aparcamos (e hicimos noche) en la propia circunvalación, "camuflados" junto a un saliente de la muralla. Afortunadamente, no tuvimos ningún problema con  los carabinieri y pasamos la noche sin sobresaltos.

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