7º día: 10/07/2012 Levanto-Pisa-Lucca (130 kms. aprox.)

Después de tres noches en la Cinque Terre, proseguimos ruta y nos adentramos, por fin, en la añorada Toscana. La primera escala fue Pisa (peaje Levanto-Pisa: 8,60 €). Estacionamos cerca del centro, en la Via Pietrasantina, en zona azul, pero sólo de pago hasta las 14 horas.

Yo ya había visitado Pisa trece años atrás, en julio de 1999, pero mi marido, que la desconocía, estaba especialmente ilusionado. ¡Aún recuerdo su cara cuando, atravesando la muralla, llegamos a la Piazza dei Miracoli (Plaza de los Milagros, en español)! ¡Se quedó estupefacto al ver esa maravilla! Creo, sin miedo a equivocarme, que fue lo que más le gustó de todo el viaje.

Piazza dei Miracoli o Piazza del Duomo de Pisa
 
Euforia en Piazza dei Miracoli de Pisa
Precios de los monumentos en Pisa:
  • Entrada Torre inclinada: 15 € en taquilla, 17 € por internet para visitas con 15 días de antelación. Las visitas son aproximadamente cada media hora, en grupos de 30-35 personas acompañadas por personal de la OPA. Por motivos de seguridad no está permitido llevar bolsos o mochilas, que deberán ser depositados en la consigna situada junto a las taquillas. 
  • Entrada Catedral: 2 
  • Una entrada a elegir entre Baptisterio, Camposanto, Museo de la Ópera o Museo de Sinopias: 5  
  • Dos entradas a elegir entre Catedral, Baptisterio, Camposanto, Museo de la Ópera o Museo de las Sinopias: 6  
  • Entrada para los cinco monumentos: 10 €
Es característico de las catedrales italianas el hecho de estar compuestas por tres edificios distintos: Duomo (templo), Battistero (baptisterio) y Campanile (torre), pero Pisa es el mayor ejemplo de esta separación: los tres monumentos (junto con el Camposanto o cementerio), están ubicados en un vasto jardín de césped de una plaza de enormes dimensiones, alejados de zonas urbanizadas, y distanciados varios metros entre sí. Todo ello, junto con la pureza del mármol blanco de Carrara, al que nunca se renunció en los trescientos años que duraron las obras, realza aún más la belleza del conjunto.

De todo este conjunto monumental, declarado Patrimonio de la Humanidad, decidimos visitar únicamente el interior del Duomo de Santa Maria Assunta (Santa María de la Asunción) y del Baptisterio (ticket dos monumentos: 6 € por persona), puesto que la entrada a la Torre nos pareció excesiva, la cola que aguardaba bajo el sol sus 297 escalones, infinita, y nuestra sensación era que desde abajo se apreciaba mejor tanto su arquitectura como su inclinación. Lo que, desde luego, no pudieron faltar fueron las típicas fotos sujetándola o tirando de ella.

En el Baptisterio el vigilante nos hizo una demostración de su estupenda acústica cerrando las puertas, colocándose en el centro y cantando una especie de canto gregoriano. Sobrecogedor. Todos le aplaudimos.

Pisa. Interior del Duomo de Santa Maria Assunta

Pisa. Baptisterio (Battistero)

Pisa. CampanileTorre pendente o Torre inclinada

Sujetando la torre

Euforia en Pisa

Tirando de la torre

Duomo de Pisa

Además de lo anterior, merece la pena también en Pisa acercarse a la Piazza dei Cavalieri (que, lamentablemente, estaba en obras en esas fechas) y caminar por el resto de calles peatonales de la parte vieja de la ciudad.

Luego de recorrer la zona antigua y comer, curiosamente, en un restaurante árabe, continuamos nuestro trayecto hacia la vecina Lucca, sin resistirnos a dar un último adiós a la Piazza dei Miracoli.

Llegamos a Lucca a primera hora de la tarde (peaje Pisa-Lucca: 1,50 €), aparcando en su área de autocaravanas, en la Via Gaetano Luporini, donde pernoctamos por 10 € (referencias: http://www.furgovw.org/index.php?topic=16752.0). El área está situada en el insulso ensanche de Lucca, el cual no permitía adivinar lo que ésta encerraba al traspasar las puertas de su "ciudad fortificada", declarada también Patrimonio de la Humanidad.

Lucca conserva intacta su muralla en forma de estrella, y, dentro de ella, el desorden medieval de sus estrechas calles. Pero, lejos de ser, una "parte vieja museo", como ocurre, por ejemplo con la zona antigua de Cáceres, la ciudad late con fuerza intramuros: fuera de ellos, una tranquilidad absoluta; dentro, bullicio, bicis, bares y restaurantes, comercios y tiendas (de souvenir, las menos), lugareños y turistas (no en exceso). ¡El mayor encanto de Lucca reside en sus callejuelas medievales llenas de vida propia! Dentro de la ciudad vieja puede disfrutarse, además, de wi-fi gratuita.

Pero Lucca también ha sabido conservar multitud de iglesias y casas-palacio. Dentro de las primeras destaca la iglesia románica de San Michele in Foro, construida sobre el espacio que ocupaba el antiguo foro romano, que tiene la peculiaridad de que la fachada se levantó más rápidamente que el interior y sus naves no llegaron a alcanzar nunca la altura de aquella, cuyo cuerpo superior da al vacío. En esta plaza encontramos además, en un par de ocasiones, a algún joven músico tocando la guitarra: una ambientación que resultó deliciosa.

Lucca. Iglesia de San Michele in Foro

Aparte de ella, los otros dos principales templos de la ciudad (ambos, románicos) son la basílica de San Frediano, decorada con un impresionante mosaico dorado en la fachada, y el duomo de San Martino (catedral de San Martín), caracterizada por su asimetría, ya que su nave lateral derecha es mucho más estrecha que la izquierda.

Lucca. Basílica de San Frediano

Lucca. Duomo de San Martino

Además de sus iglesias, es imprescindible en Lucca la Piazza del anfiteatro, edificada sobre la antigua arena romana, de la que conserva los arcos de acceso al coso y los muros sobre los que se apoyan pintorescas casas medievales de colores rosas, naranjas y amarillos, con contraventanas verdes. Para verla desde arriba, junto al resto de monumentos, recomiendo subir a la torre de la casa Guinigui (a nosotros, como estaban a punto de cerrar -horario: de 9.30 a 19.30-, nos cobraron la entrada reducida: 3 € por persona), erigida en el siglo XIV, que, a título de curiosidad, alberga un jardín (¡con encinas y todo!) en sus alturas.

Lucca. Piazza del Anfiteatro




Lucca. Piazza del Anfiteatro

Lucca. Torre Guinigui

Lucca. Torre Guinigui. Vistas de la Piazza del Anfiteatro

Lucca. Torre Guinigui. Vistas del Campanile del Duomo de San Martino

Sin embargo, pese a todo, el embrujo de Lucca no reside en sus casas-palacio, iglesias y plazas, sino en el turismo tan cuidado que cultiva. Como ejemplo, cada noche, durante los meses de julio y agosto, un pasacalles de trovadores medievales la recorre camino de la Piazza San Martino, donde llevan a cabo un espectáculo con banderas y estandartes (gratuito). Una nota más de sabor con que edulcorar a este hermoso lugar que, sin duda, atrapa...

Lucca. Pasacalles de trovadores medievales

Lucca. Espectáculo medieval
Después de ver el espectáculo, regresamos a la furgo, no sin antes pararnos en la piazza de San Michele a escuchar los acordes de un guitarrista. Como anécdota de la jornada, de camino al área de autocaravanas, nos perdimos y anduvimos alrededor de una hora en dirección contraria (digo anécdota porque llevábamos gps...), hasta que, por fin, pudimos encontrarla.

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