10º día: 13/07/2012 Pienza-Orvieto-Florencia cámping Michelangelo (242 kms. aprox.)

Como decía en la entrada anterior, Orvieto no figuraba en nuestra planificación inicial, pero una postal de su catedral, que vimos en Siena, nos hizo cambiar de idea. Y no nos arrepentimos (peaje Chianciano Terme- Orvieto: 2,80 €). Situada en la región de la Umbría, presume de ser una de las villas italianas más antiguas y con mayor historia, que, fundada por los etruscos, y presa, después, de la dominación romana (quienes la denominaron como Urbs Vetus -ciudad vieja-), fue, además, sede papal. Actualmente, goza de la consideración de ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Su centro histórico se asienta sobre la cima plana de una colina volcánica, que, además, alberga un laberinto de cuevas y túneles escavados bajo sí. A sus pies, ha crecido la ciudad nueva (Orvieto Scala). Desde ella, puede llegarse hasta el casco amurallado utilizando un funicular (Funicolare Bracci), de más de cien años de antigüedad, que salva un desnivel de unos 150 metros atravesando una galería horadada bajo la roca. Nosotros, por el contrario, subimos en la furgo y aparcamos en la esplanada que hay junto a la estación del funicular y la oficina de turismo, en la Strada della Stazione (3 € por 2-3 horas aproximadamente).

Lo primero que visitamos en Orvieto fue su catedral de transición románico-gótica (que como excepción, carece de Baptisterio y Campanille). Muy similar a la de Siena, posee una de las fachadas italianas más coloristas. Sin embargo, siendo su exterior bellísimo, el interior no puede compararse al de Siena. Para verla, tuvimos que pagar entrada (3 € por persona). Junto a la catedral se encuentra el Palacio de los Papas (Palazzo dei Papi), aunque no nos llamó la atención.

Duomo de Orvieto

Duomo de Orvieto

Además de la catedral, de Orvieto visitamos el Palazzo del Popolo y la Piazza della Republica, en la que se encuentra la iglesia de San Andrés (chiesa de Sant' Andrea) con su singular torre románica de doce lados, y, en general, deambulamos por todo el recinto amurallado, encantadoramente vacío de turistas. No encontramos, sin embargo, el Pozzo di San Patricio, que nos quedó pendiente.

Orvieto. Palazzo del Popolo

Orvieto.  Chiesa de Sant' Andrea

A media tarde llegábamos a Florencia (Firenze), de nuevo en la Toscana (peaje Orvieto-Florencia: 10 €). Necesitábamos ducharnos, poner lavadoras y reponer fuerzas, así que, tocaba cámping. 

Descartamos, de entrada, uno del que teníamos excelentes referencias, el Mugello Verde (http://www.mugelloverde.florencevillage.com/), de tres estrellas, tanto por su situación (¡está a 30 kilómetros de Florencia!) como por la proximidad al circuito de Mugello, ya que nuestra visita a Florencia coincidió (no podíamos haber escogido peor la fecha...) con el Gran Premio de Motociclismo de Italia de 2012 (13-15 de Julio).

Aconsejados por unos autocaravanistas españoles con los que coincidimos en Lucca, nos dirigimos al cámping Panoramico Fiesole (http://www.panoramicofiesole.florencevillage.com/), también de tres estrellas, y con piscina. Después de llegar hasta él (con nuestra furgo de veinticuatro años) a través de unas cuestas empinadísimas y por un camino muy estrecho, lo desechamos. El motivo fue que no se localiza en Florencia, sino en las afueras de Fiesole, un cercano pueblo, de interés turístico, que se conecta con la capital de la Toscana por autobús interurbano que hace parada en la plaza del pueblo. Para llegar hasta allí, basta con comentarlo en la recepción del cámping y ellos te acercan en coche, pero para hacer el trayecto a la inversa (de Fiesole centro hasta el cámping) es necesario llamarles al móvil (con el consecuente cargo del coste de una llamada internacional si lo haces desde un móvil español).

Eliminado, pues, el Panoramico Fiesole, optamos por el archiconocido cámping Michelangelo (dos personas + cámping car: 40 €/noche -agua caliente y electricidad, incluidas; wi-fi: 1 €/12 horas, lavadora: 3,50 €), de dos estrellas, situado en el Viale Michelangelo, muy cerca del popular mirador de la Piazzale Michelangelo, a apenas un cuarto de hora o veinte minutos andando de la Piazza della Signoria (1,5 kms. a pie), y con bus urbano a la puerta. Una situación privilegiada, tanto por su cercanía al centro como por las vistas que ofrece de la ciudad de Miguel Ángel. Las parcelas son pequeñas, pero el cámping está bien equipado, contando con varios barracones de aseos (algunos de reciente construcción, y normalmente bastante limpios), supermercado con buenos precios, cafetería y pizzería (no catamos sus pizzas pero tenían una pinta bastante apetecible). Carece, sin embargo, de piscina, aunque tiene suscrito un convenio con una piscina municipal ubicada en el centro de Florencia a la que se podía acceder, sin coste adicional, mostrando la tarjeta del cámping. Su principal inconveniente es el ruido: en el propio bar del cámping (que abre hasta las doce de la noche y pone la música altísima) se dan cita multitud de jóvenes para beber copas, pero lo peor no es eso, sino que cerca de él, hay una pista de verano que cierra a altas horas de la madrugada. Eso sí, en relación con esta queja, hay que tener en cuenta que nosotros, precisamente, hicimos noche en él viernes, sábado y domingo (y, para más inri, ¡durante el fin de semana del Gran Premio de Italia de motos!); seguramente, entre semana, las molestias no sean ni parecidas. A pesar de ello, el cansancio que teníamos acumulado a esas alturas evitó que durmiéramos mal, y, en general, la valoración que nos mereció el cámping fue muy positiva.


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